lavándula stoechas ssp luisieri
La Lavanda de Sevilla es una planta endémica de la península ibérica. Su uso en aromaterapia se ha incorporado hace relativamente reciente si lo comparamos con el de la lavanda (lavandula angustifolia/verdadera). En 1992 la planta se eligió para una Tesis doctoral y fue ahí cuando se detectó por primera vez en el mundo vegetal con su singular composición y aroma.
Esta lavanda es una subespecie de la lavándula stoechas también llamado Cantueso o Lavanda silvestre. A tener en cuenta que el perfil bioquímico del Cantueso es bien diferente ya que contiene en su composición gran cantidad de cetonas y su fragancia por tanto Nada tiene que ver con la lavanda de Sevilla, por lo que es importante No confundirlas. Ambas tienen aspecto de esa lavanda tiene como un sombrerito o mariposa en la parte superior de la flor.
Por otro lado, las propiedades de la Lavanda de Sevilla tampoco nos recuerdan a otras lavandas como la lavanda verdadera, el espliego o el lavandín. Su aroma es muy particular y característico, tiene notas cálidas de fruta, miel, ámbar o inclusive bálsamicas y a regaliz y según mi hijo pequeño huele a “Pan recién hecho”. En su composición encontramos la presencia de cineol, aunque varía mucho en función de su procedencia.
Al ser un Aceite esencial tan reciente todavía queda por descubrir a cerca de sus aplicaciones terapéuticas, aunque ya se ha comprobado que su gran poder antioxidante, su capacidad para regenerar la piel al mismo tiempo que frena la degradación del colágeno y ayuda a la prevención de las manchas.
Para mí es uno de los aceites imprescindibles en mi sérum facial wellaging (que no antiaging) y en cuanto a cicatrices y reparación de nuestra piel, una auténtica joya aromática que no falta nunca en mi Taller de Belleza Consciente con aceites esenciales.