Ahora que estrenamos otoño y volvemos a disfrutar de sus frutos, me doy cuenta de que no os he hablado por aquí de un aceite que sin duda es para mí un imprescindible en el botiquín aromático especialmente para los más pequeños de la casa.
Una esencia con una clara acción relajante y calmante, muy indicada para los niños con problemas de sueño, inquietos o cuando los nervios influyen en los procesos digestivos.
Es también un interesante tónico digestivo, carminativo y laxante suave.
En la piel es un excelente tónico cutáneo interesante para tratar la celulitís aunque reservaremos su uso para la noche ya que es fotosensibilizante.
En el lado emocional nos trae alegría y buen humor, facilita la apertura hacia los demás y la comunicación.
Su inconfundible aroma nos arropa y reconforta inmediatamente y es frecuente que nos lleve a conectar con nuestra propia infancia.
En esta esencia encontramos una pequeña cantidad de antranilato de metilo, molécula muy útil a la hora de calmar los nervios ante la hiperactividad. Un perfecto aliado para nuestro sistema nervioso que nos invita a un sueño reparador.
Según el periodo de producción la esencia puede ser de mandarina verde, amarillo o roja.
Interesante también para aromatizar tanto bebidas, como yogures y postres, en este caso lo vehiculizaremos con media cucharita de sirope de agave o de miel. 1 gota por vaso.
Un vez abierto el frasco deberá utilizarse en un plazo de 6 meses y mantenerse alejado de cualquier fuente de calor.
Descubriremos más recetas para utilizarla en el próximo Taller de Botiquín aromático de otoño, tanto en versión online como presencial ¿te animas?