La microbiota intestinal recibe los alimentos que ingerimos y a través de ellos mantiene un ecosistema de vital importancia para nuestra salud, tanto a nivel inmunitario como desde el punto de vista de nuestro equilibrio nervioso y físico.
Se crea así una relación entre nuestro cuerpo y su propio medio interno.
Esta microbiota es propia de cada uno como nuestra huella dactilar, no habrá una similar a otra.
Entre las más de 400 especies de bacterias que componen este medio, alrededor de la mitad la encontraremos de una persona a otra, unas cepas en común de unas 15 a 20 especies encargadas de las funciones esenciales de la microbiota.
Cuando encontramos un desequilibrio en este ecosistema bacteriano, hablamos de una «disbiosis» que es el origen de numerosas patologías como eczemas, alergias, estados depresivos y de cansancio, alegrías alimentarias y síndromes inflamatorios.
Si el alimento en los tiempos de Hippocrates era la primera de las medicinas, hoy en día también se puede convertir en nuestra principal fuente de nuestra toxicidad.
Si la alimentación es clave para una buena salud intestinal la aromaterapia nos trae aquí relevantes beneficios para regenerar nuestra microbiota, devolvernos a una estanqueidad intestinal y calmar los estados inflamatorios.
Los aceites esenciales son muy eficaces a la hora de purificar y eliminar gérmenes de nuestro intestino, poseen la propiedad de ser bifidogénas (que favorecen la multiplicación de bacterias benéficas) y eubióticas (que favorecen los procesos vitales). Son por tanto respetuosos y al mismo tiempo refuerzan nuestra flora bacteriana responsable de nuestras defensas.
El tema me apasiona y estoy pensando en preparar un taller sobre como cuidar nuestra microbiota con la aromaterapia, os gustaría?
Una manera eficaz de actuar sobre una relación que gobierna nuestro humor, nuestro comportamiento y en definitiva nuestra salud.